Estrés térmico: el enemigo silencioso de un buen ambiente laboral.

2 min de lectura
May 26, 2025 11:00:01 AM

El estrés térmico es un fenómeno que puede generar un impacto directo en el bienestar de las personas y en la eficiencia energética de los espacios donde trabajamos o atendemos al público.

A menudo pasa desapercibido, pero afecta tanto a empleados como a clientes, y puede generar un aumento de costes operativos.

En este artículo exploramos qué es el estrés térmico, cómo se manifiesta en oficinas, comercios o instalaciones con gran exposición solar, y cuál puede ser la solución más eficaz. 


¿Qué es el estrés térmico?

El estrés térmico ocurre cuando la temperatura ambiente es tan alta que el cuerpo humano no puede regular fácilmente su temperatura interna. Esto provoca fatiga, incomodidad, baja concentración e incluso afecciones físicas en personas expuestas durante largas jornadas.

En entornos laborales, este fenómeno se intensifica en espacios con grandes superficies acristaladas, como escaparates, oficinas o showrooms.

¿Qué consecuencias tiene en el entorno profesional?

El impacto del estrés térmico va más allá del malestar físico. Puede provocar:

  • Disminución de la productividad: el calor constante reduce la capacidad de concentración y el rendimiento del equipo.

  • Aumento del consumo energético: se tiende a forzar el uso de sistemas de climatización, elevando costes operativos.

  • Malas condiciones de confort térmico para clientes y visitantes, lo que afecta negativamente a la experiencia de marca.

  • Desgaste prematuro de equipos, especialmente en edificios mal climatizados o sobreexigidos.

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¿Cómo se puede combatir de forma eficaz?

Una de las soluciones más sencillas y eficientes para reducir el estrés térmico es la instalación de lámina solar en ventanas y superficies acristaladas. Esta tecnología:

  • Reduce la entrada de calor solar hasta en un 80%.

  • Mantiene la luminosidad natural, evitando tener que oscurecer espacios con persianas o vinilos opacos.

  • Filtra los rayos UV, protegiendo tanto a las personas como a los materiales del interior.

  • Evita obras o instalaciones costosas, adaptándose a fachadas existentes.

Estas láminas están pensadas para actuar como una primera línea de defensa térmica, mejorando el confort y reduciendo el consumo energético sin modificar la estética del espacio.

Conclusión:

Aunque el estrés térmico puede parecer un problema invisible, sus efectos son muy reales.

Afortunadamente, existen soluciones accesibles que permiten mejorar el bienestar de las personas, reducir costes y avanzar hacia un entorno más sostenible.

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